Notas del Pastor MJ: Recipientes de su gracia

La Cruz como instrumento de castigo data de muchos siglos antes de Cristo. Se sabe a ciencia cierta que los persas practicaban esta costumbre. Alejandro Magno trajo esta modalidad a los países del mediterráneo, cerca del cuarto siglo antes de Cristo. Luego, los fenicios la introdujeron a Roma, cerca del tercer siglo antes de Cristo. Era un castigo tan brutal y vergonzoso que Roma determinó que ningún ciudadano romano iba a morir de esa forma. Es por esta razón que cuando Pablo fue sentenciado a muerte por predicar el evangelio, a diferencia de otros discípulos de Jesús, él no muere crucificado.

Aquellos que eran crucificados morían por diferentes razones, entre ellas hemorragias, deshidratación y asfixia; esto último debido a que se afectaba el sistema respiratorio por la posición prolongada del crucificado. Los soldados romanos a cargo de una crucifixión tenían que permanecer con el crucificado hasta que este muriera. Para acelerar la muerte de los crucificados, en ocasiones se les quebraban las piernas para evitar que pudieran impulsarse para respirar. Otras veces lo que se hacía era encender un fuego frente al madero para que el crucificado se asfixiara con el humo. A veces lo que se hacía era que se le perforaba el costado con una lanza. De ninguna forma este era un cuadro atractivo para ver. Precisamente esto hacía de la crucifixión de Jesús un elemento profético.

no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:2-5

Sorprendentemente Jesús transformó un instrumento de maldición, como lo era la Cruz, en el instrumento de redención mas asombroso de la historia. Hoy en día cuando pensamos en la Cruz no pensamos en algo vil y vergonzoso, sino en un símbolo de misericordia y salvación. Tan es así que la Cruz se ha convertido en un elemento que puede embellecer cualquier área residencial o cualquier joya preciosa. Pero más increíble aun, Jesús sufrió la cruz porque te amaba a ti y a mí. ¡Cuán grande amor!

Hemos sido recipientes de una gracia inmerecida. Jesús murió en la Cruz para limpiarnos de nuestra maldad y darnos salvación. Lo que nada ni nadie podría lograr, darnos una nueva oportunidad de vida; eso lo hizo Cristo en la Cruz. ¿Quieres corresponder a ese amor? Si aún no lo has hecho, entrégale tu corazón a Jesús. No desperdicies esta oportunidad.

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