907 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de JULIO 2023

907 • El Heraldo Digital – Institucional • Volumen XVII • 2 de JULIO 2023
El mensaje del profeta Isaías: conociendo el libro y el propósito de Dios para nuestras vidas  (Análisis de Isa 49:8) 


“8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades;” 

(Isa 49:8, RV 1960)

“8 El SEÑOR dice esto: «En el momento que yo te mostré mi bondad, respondí a tus oraciones. El día de salvación, te ayudé. Te protegí y te designé como mediador de un pacto con la humanidad, para reconstruir el país y devolver las tierras arrasadas.” (PDT)

Esta reflexión procura analizar dos (2) de las frases más intensas del verso ocho (8) del capítulo 49 del libro de Isaías. Esas frases dicen lo siguiente:

“y te guardaré,” (Isa 49:8d)

“y te daré por pacto al pueblo” (Isa 49:8e, RV 1960)

Las promesas que nos hace el Señor incluyen algo que las traducciones bíblicas al español traducen como guardarnos, preservarnos o protegernos. [1] El concepto hebreo que Isaías utiliza (“nâtsar”, H5341) e implica que se ha establecido una relación personal con el protector, ya sea el Señor, o los males que nos puedan rodear (Sal 40:12). [2] O sea, que ser guardados por el Señor implica que hemos establecido una relación personal con el Todopoderoso.

Las formas que Dios utiliza para guardarnos son maravillosas.  Concluimos nuestra reflexión más reciente con una de estas:

“3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.”  (Isa 26:3, RV 1960)

Dios Todopoderoso ha prometido guardarnos en y con una paz que no posee huecos, no tiene áreas débiles o que le falta algo. La paz que el Señor nos da, aquella con la que nos guarda, es una paz completa, perfecta.  Al mismo tiempo, la palabra profética que Dios le inspiró a Isaías incluye una promesa emocionante y reveladora de la gracia salvadora de nuestro Dios. La frase “y te daré por pacto al pueblo” revela que los creyentes en Cristo formamos parte de algo más grande que lo que nosotros podemos comprender.

Tenemos que presentar algunas explicaciones bíblicas para que esta aseveración pueda hacer sentido.

La primera explicación tiene que ver con el concepto que se traduce como pacto: “berı̂yth” (H1285). Este concepto es utilizado en la Biblia para describir la alianza sagrada (Dan 11:28-30), el pacto eterno que el Señor tiene con Su pueblo. [3],[4] El concepto que describe este pacto, incluye las promesas del Señor y los preceptos que el pueblo de Dios tenía que guardar.

Encontramos en el Antiguo Testamento que este pacto estaba representado por el Arca del Pacto o el Arca de la Alianza. Este instrumento era el símbolo de la presencia de Dios en medio del pueblo. La Biblia dice que esta era una caja rectangular y que sus medidas eran 2.5 codos de largo por 1.5 codos de ancho y 1.5 codos de alto (Éxo 25:10-20). Usando el sistema de medida moderno, algunos especialistas han dicho que esta medía unos 3.75 pies de largo, por 2.25 de ancho y 2.25 pies de alto. Otros[5] han dicho que medía 44 pulgadas de largo, 26 pulgadas de ancho y 26 pulgadas de alto. El resto de las especificaciones de ésta las encontramos en el capítulo 25 del libro del Éxodo (Éxo 25:10-22). De acuerdo al libro del Deuteronomio, esto fue lo primero que Moisés tenía que construir según las instrucciones de Dios (Det 10:1).

 La Biblia dice que Dios hablaba con Moisés desde allí, y que lo hacía de sobre el propiciatorio del Arca (Éxo 25:22).

El propiciatorio era la tapa del Arca y el lugar en el que se ofrecía la ofrenda de expiación más importante para el pueblo de Israel. Las figuras de dos querubines estaban talladas sobre ese propiciatorio. Esas figuras representaban, entre otras cosas, las figuras celestiales que adoran y moran alrededor del Todopoderoso (Isa 37:16). Además, estos representan a los querubines que habían sido colocados en la entrada del Huerto del Edén para impedir la entrada del ser humano al Jardín que habíamos perdido a causa de nuestro pecado (Gén 3:24). Esos querubines, los que estaban sobre el propiciatorio, representaban que ahora ellos tendrían que ceder ante la presencia de la sangre derramada para la expiación y el perdón de nuestros pecados.

Debemos entender que el Arca del Pacto es tipo de Cristo. Ese instrumento es una representación de su divinidad, de su humanidad, de su majestad y de su sacrificio. La Biblia dice que el Arca de la Alianza estaba construida de madera de acacia y que estaba revestida de oro por dentro y por fuera.

Esta construcción es una representación de Cristo. El oro por dentro representa su divinidad eterna: Cristo, el Verbo de Dios, era, es y sigue siendo Dios (Jn 1:1) desde antes que el mundo fuera hecho (Jn 17:5). La madera con la que está construida el Arca representa la humanidad de nuestro Salvador. La Biblia compara nuestra vida como seres humanos con la madera de un árbol (Mat 3:10; Lcs 3:9). O sea, que Jesucristo es 100 por ciento Dios y al mismo tiempo 100 por ciento hombre. El oro por fuera describe la exaltación, la entronización y la divinidad de Cristo ascendido a los cielos y con un nombre que es sobre todo nombre (Fil 2:5-11).

El propiciatorio era un anticipo del sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario. El sacrificio que Moisés, y los otros sacerdotes realizaban allí proveía una expiación temporera y es por esto que este tenía que ser repetido

“6 Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; 7 pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;”  (Heb 9:6-7).

Por otro lado, la Biblia dice que el sacrificio de Cristo es uno solo y es eterno; una vez y para siempre.

“26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.” (Heb 7:26-27)

“11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” (Heb 9:11-12).

“26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. 27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” (Heb 9: 26-28).

Lo que esto significa es que los querubines no nos pueden impedir la entrada a la presencia de Dios. La espada encendida que se revolvía frente al Edén ya no puede impedir que comamos del árbol de la vida. La sangre de Cristo nos da amplia y franca entrada a esas bendiciones,

“7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.” (Apo 2:7).

“14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.” (Apo 22:14).

La Biblia dice que el interior del Arca del Pacto estaba ocupado por tres (3) cosas: una porción del maná que descendió del cielo, la vara de Aarón que había reverdecido (Núm 17:2-8) y las Tablas de la Ley (Heb 9:4).

Lo primero es tipo del sacrificio de Cristo, su cuerpo entregado por nosotros en la cruz del Calvario. Esto es así porque Cristo es el pan de vida (Jn 6:35), el pan vivo que descendió del cielo (Jn 6:49-51), y aquellos que comemos de su carne y bebemos de su sangre permanecemos en Él y él en nosotros (Jn 6:55-57).

La vara de Aarón que reverdeció es símbolo de la resurrección del Señor.

Las Tablas de la Ley son una representación del Testimonio, de la Palabra de Dios. Recordemos que Cristo es la palabra de Dios encarnada.

Este es un resumen muy simple de la relación que existe entre Cristo y el Arca de la Alianza o el Arca del Pacto. El Arca del Pacto representa el testimonio de la alianza de Dios con el pueblo de Israel. Cristo, por su muerte en la cruz del Calvario, así como sus funciones como Sumo Sacerdote (Heb 5:10; 6:20), es el Autor de un nuevo pacto entre Dios y toda la humanidad. La Biblia dice que Jesús es el Mediador del nuevo pacto y que su sangre rociada habla mejor que la sangre de Abel (Heb 12:24).

Algunos espiritualistas de los primeros siglos de la Era Cristiana, del medioevo, así como algunos maestros contemporáneos de la Palabra, han identificado algo de esto en el Evangelio de Juan. Veamos un ejemplo de aquello a lo que se refieren:

“14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” (Jn 1:14-17)

Hemos ennegrecido el concepto “habitó”. Esta es la traducción del concepto griego “skēnoō” (G4637). Este concepto se traduce literalmente como establecer su residencia, acampar, hacer una tienda de campaña, como residir. [6] Los recursos académicos que hemos consultados incluyen residir como Dios lo hacía en el Tabernáculo.[7]

El Diccionario Teológico del Nuevo Testamento (Kittel) señala que Juan 1:14 es importante porque indudablemente sugiere que algo relevante acerca del proceso de habitación (“skēnoō”) que hace el Logos encarnado. Este debe ser tomado como una expresión de que su estadía en la tierra no era para Él otra cosa sino un episodio entre su pre-existencia y su pos-existencia como el Señor exaltado. Los especialistas que contribuyen en la redacción del artículo que define el concepto “skēnoō” dicen que la mejor traducción para lo que dice Juan 1:14 es que Cristo se convirtió en tabernáculo entre nosotros. [8] Esto es, que a la luz de esto el “skēnoō” que nos regala Jn 1:14 no se refiere al elemento transitorio y temporero de la existencia de Cristo aquí en la tierra, del Logos, y sí de la descripción de la presencia del Eterno en el tiempo.

Recordemos que no se trata de que Jesucristo hiciera una tienda de campaña para vivir entre nosotros. La Biblia dice que Él no tenía siquiera en dónde recostar su cabeza (Mat 8:20; Mcs 6:39; Lcs 9:58). En el idioma que utilizaba el inolvidable Gino Iafrancesco Villegas (1951-2017), “Cristo se tabernaculizó.”

Hay que entender que todo lo que había en el Tabernáculo que Moisés levantó en el desierto apunta a Cristo. La puerta (Éxo 39:40; 40:8, 33) apunta a Cristo (Jn 10:9). El altar de bronce (Éxo 27:1-6) apunta a Cristo (Rom 3:25; 1 Ped 1:19). La fuente de bronce (Éxo 30:18) apunta a Cristo (Jn 15:3; 1 Jn 1:9). El candelero (Éxo 25:31) apunta a Cristo (Jn 8:12). La mesa y los panes de la proposición (Éxo 25:23-30) describen a Cristo (Jn 6:47-51). El altar de incienso (Éxo 30:1-6) apunta a Cristo (Jn 6:47-51).  El velo que dividía el lugar santo del Lugar Santísimo (Éxo 26:31-37) apunta a Cristo (Heb 10:19-22). El Arca de la Alianza (Éxo 25:17-22) apunta a Cristo (Heb 9:11-12).

No debe haber duda alguna de que el verso 8 del capítulo 49 del Libro del Profeta Isaías describe a Jesucristo en esas funciones. Es Cristo el que es entregado por el Padre por pacto al pueblo.

Ahora bien, ¿qué sucede cuando la Iglesia se apropia de este verso? La respuesta no es muy complicada. La Iglesia es Cuerpo de Cristo y por lo tanto forma parte de ese pacto.

Ampliaremos este principio en nuestra próxima reflexión.
   


[1] Chávez, M. (1992). En Diccionario de hebreo bı́blico (1. ed., pp. 446–447). Editorial Mundo Hispano.
[2] Swanson, J. (1997). En Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains : Hebrew (Old Testament) (electronic ed.). Logos Research Systems, Inc.
[3] Strong, J. (2009). En A Concise Dictionary of the Words in the Greek Testament and The Hebrew Bible (Vol. 2, p. 24). Logos Bible Software.
[4] Chávez, M. (1992). En Diccionario de hebreo bı́blico (1. ed., p. 100). Editorial Mundo Hispano.
[5] Hay unas referencias de una inscripción en Siloam y en tumbas en Palestina que indican que cada codo medía cerca de 17.6 pulgadas. International Standard Bible Encyclopedia. James Orr, M.A., D.D., Editor General, “cubit”.
[6] Louw, J. P., & Nida, E. A. (1996). En Greek-English lexicon of the New Testament: based on semantic domains (electronic ed. of the 2nd edition., Vol. 1, pp. 730–731). United Bible Societies.
[7] Strong, J. (2009). En A Concise Dictionary of the Words in the Greek Testament and The Hebrew Bible (Vol. 1, p. 65). Logos Bible Software.
[8] Michaelis, W. (1964–). σκηνή, σκῆνος, σκήνωμα, σκηνόω, ἐπισκηνόω, κατασκηνόω, σκηνοπηγία, σκηνοποιός  (skēné, skēnos, skénoma, skēnóō, episkēnóō, kataskēvóō, skēnopēgía, skēvopoiós). In G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich (Eds.), Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 7, pp. 368–386). Eerdmans.
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